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  1. Eterno.

    martes, 23 de agosto de 2011

    Era yo pequeño, en esos tiempos en que aun me dejaba abrazar por mi madre.

    Estábamos de vacaciones en alguna ciudad del norte (la cual no recuerdo por mi corta edad). Lo único que recuerdo es una pequeña conversación, y un inmenso cielo estrellado que parecía extenderse hacia la eternidad. Entonces le pregunté:

    - Mamá, ¿hasta donde llega el cielo?

    - Es infinito.

    - ¿Que es eso?

    - Que no terminan nunca, no tienen un fin, son eternas.

    Y aunque no comprendí del todo lo que intento decirme ella, no me importó, y seguí mirando a las estrellas.

    .


    Partiendo por lo poco que se de matemáticas, se entiende que cuando cero se divide por cero, el resultado pasa a ser infinito o indefinido.

    - No tiene solución -decía mi viejo, mientras me intentaba explicar algo que ya no recuerdo.

    Entonces entendemos que hasta en una ciencia dura como las matemáticas existen problemas que no tienen solución.

    Ahora empecemos.

    ¿Se han detenido a pensar en todo lo que aprendemos en nuestra vida?

    Aunque no lo parezca, y la mayoría intente no hacerlo, es mucho. Día a día aprendemos algo nuevo, pasando por como llorar para llamar la atención de nuestros padres, tomar un tenedor, meternos a la ducha, hablar, comer, besar, ignorar, manipular, o cualquier otra acción que le acomode. Pero en cierto momento de nuestra vida, pasamos a entender el "aprender" por la aplicación del conocimiento y la búsqueda de respuestas, el cual en nuestro sistema, se mide con puntajes y notas.

    Y con el tiempo, estas mismas cosas son las que nos van quitando las ganas de aprender, y ya no somos como cuando pequeños, como esa vez en que aprendimos a leer, ¿recuerdan como inventábamos leer todo?, libros, publicidades, letreros, ¡todo! ... por que nos gustaba.

    Eso se debía tal vez, a que nadie nos exigía respuestas, respuestas que hasta el día de hoy, sigo sin encontrar.

    Es entonces que vuelvo hacia atrás, a terminar la conversación de la cual adjunte una frase de mi padre en el inicio.

    - No tiene solución -decía el, luego de haber estado resolviendo cerca de 15 minutos un ejercicio que parecía infinito.

    - ¿Entonces?

    - Ahí esta el resultado, ese es, infinito.

    - ¿Pero como?, eso no es un resultado.

    - Eso es, hijo.

    Pero yo no deje de sentirme insatisfecho. No tenia sentido, "infinito", mierda, eso no era una respuesta, eran infinitas respuestas, ¿que sentido tenia una respuesta que no resolvía nada?

    Eso pensé, hasta que me di cuenta que no era necesaria. Que no todo tiene solución en la vida, ni si quiera lo que debiera, que siempre habrán mas preguntas que respuestas, y que el sistema que odié por cambiar mis ganas de saber, me había terminado cambiando.

    Lo que intento decir, es que no se dejen. Que intenten ser como cuando eramos niños, que aprendan por que quieran y no porque se los impongan, que cuenten con los dedos si eso les ayuda, que no se concentren en saber que es un diptongo ni que es un teorema, porque por mucho que lo parezca, no otorgan verdaderas respuestas, y si las otorgan, no serán a tus preguntas.

    Que vuelvan a ser como cuando mirábamos las estrellas, y nos maravillábamos sabiendo que eran infinitas, y que jamas las podríamos contar.

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