- ¿Que Pauli?
- La Pauli, la polola del Camilo.
- Ah ... ¿Que pasa con ella?
- Nada, es que el otro día hablé con ella y ...
- ¿Por qué hablaste con ella?
- No sé, a veces hablamos, eramos bien amigos.
- Bueno, ¿y que pasó?
- Me contaba que tenía problemas con el Camilo, que a ratos le daban ganas de separarse.
- ¿Y se van a separar?
- No. Entonces como al final de la conversación, yo le dije que a veces uno ponía las cosas como en una balanza.
- Ya...
- Y que supongo que eso hacía que uno se bancara las cosas malas en pos de las buenas.
- ...
- Y nada, pensaba en que quizás está mal, el tratar el corazón como a una balanza.
- ¿Una balanza?
- Si, una balanza, como la de libra, la que sale en el horóscopo que lees los sábados.
- No leo el horóscopo, nunca he leído el horóscopo.
- Pero lo entiendes, entiendes lo de la balanza.
- Si, pero no entiendo que tiene de malo.
- Que un kilo de plumas y uno de oro pesan lo mismo, pero no valen lo mismo. Que a veces las cosas pueden ser equivalente en cantidad, pero no en valor .. o significado.
- ...
- Que cuando el corazón es como una balanza nos hacemos los tontos.
- ¿Queri decirme algo?
- No.
- ¿Por qué mierda nunca eres directo, por qué te das tus vueltas filosóficas y hueá que nunca llegan a ninguna parte?
- Pero si no intento decirte nada, te estaba contando.
- Nunca he leído el horóscopo, nunca.
- ¿Qué tiene que ver eso?
- Todo.
- No entiendo.
- La raja, entiendes los problemas de todo el mundo, hasta los de tus amiguitas que se están separando, menos los míos.
- ...
- ...
- Te amo.
- ¿Estás seguro?
- Se que a veces te hago sentir mal, y hablo cosas que nadie entiende, ni yo, pero tu las escuchas, y bueno, como que me está pasando eso ahora, pero tu entiendes, discúlpa, te amo.
- Yo también.
Se abrazaron, y al rato se quedaron profundamente dormidos. De pronto, en silencio, la cama comenzó a hundirse en uno de los extremos, mientras que el otro, lentamente, parecía elevarse.