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  1. Quiero una muerte lenta.

    viernes, 30 de diciembre de 2011

    Era de esos momentos donde todos están medios borrachos, y comienzan a salir a flote las conversaciones mas hueonas que te puedas imaginar.

    - ¿Si tienes que salvar solo a uno, a tu mamá o a tu papá, a quien ...

    - A mi viejo, a mi mamá ni cagando.

    Tampoco falta el momento esotérico.

    - Cuando chico en mi casa penaban, lo que pasa es que mi abuela se murió en esa casa. Siempre se movían las cosas solas, y escuchabas ruidos en la noche, los gritos de cuando se murió.

    - Yo tengo una tía que ve las auras -dijo otra.

    - Mi prima tiene una planta que habla -comentó otro amigo.

    - Tu prima habla con las plantas después de fumárselas -respondí.

    Y así la noche sigue, la borrachera disminuye rápidamente por lo que el aburrimiento se va ganando un puesto seguro en la mesa.

    Hasta que una amiga comenta.

    - Yo me quiero morir en mi cama, en sueños, sin nada de dolor.

    Todos parecieron estar de acuerdo, y yo me podría haber quedado callado, pero no.

    - ¿Enserio?

    - Obvio, ¿hay una muerte mejor acaso?

    - En una carrera en moto, cayendo por un edificio.

    - ¿Es eso mejor? -me pregunta molesta-, solo es mas doloroso, además, ¿como es que había una carrera de motos en un edificio?

    - No tengo ni puta idea, lo que sé, es que es mas emocionante.

    - Mas dolor no significa emoción.

    - ¿Y dormir significa emoción?

    Ella se quedó callada un instante.

    - Entonces que, ¿que muerte quieres?

    - Borracho, salvando el mundo, teniendo sexo, o simplemente, una muerte lenta.

    - ¿Lenta?

    - Lenta, y que duela.

    - Eso es masoquismo.

    - Es vida, no como quedarse tirado en la cama.

    - ¿Cual es tu problema con evitar el dolor?

    - ¿Cual es el problema de aceptarlo?, vamos, es tu ultimo aliento, tu último pensamiento, tu última soledad, tus últimos recuerdos, tus últimas ganas, tus últimos sentidos, ¿y quieres malgastarlos durmiendo, babeando la almohada mientras pudiste haber hecho algo con tu vida?

    - No es mi vida, es mi muerte.

    - !Tu muerte es parte de tu vida!, es el final del libro, y nadie quiere ver al protagonista irse a la cama y dormir hasta pudrirse.

    - Es solo lo que yo creo, no me interesa buscar dolor.

    - Y a mi me interesa sentir, me interesa que la ultima vez que pueda recordar algo lo pueda llorar hasta secarme, que me golpeen hasta que la sangre brote a mares, que pierda los sentidos uno a uno y de a poco, para apreciarlos una ultima vez, ¡Vivir!, rasgar la piel, abrir las yagas, arrancarte las uñas, reventar los labios con los dientes, amar hasta arder el pecho, sentir todo hasta que no quede nada.

    Silencio.

    - Estay cagao, De Lefént -me dice.

    - Si, pero no tanto como tu.

    Entonces yo me sirvo otro vaso de vodka, pongo un poco de cumbia y bailo, ella se va a acostar, caigo al suelo, vomito encima de mi mismo, canto en el suelo, y termina la historia.

  2. Un Vigilante.

    domingo, 25 de diciembre de 2011

    El observa a la gente ir y venir
    y eso lo hace sentir que es el único que no avanza.

    Hay días en que algunos jóvenes lanzan piedras
    entonces es que el piensa detenerlos y cumplir con su labor
    pero sabe que en el fondo, ellos solo están tan aburridos y solos como el.

    Si tan solo hubiera alguna persecución, un crimen...

    No es que le desee el mal a nadie tampoco
    ni que hubieran persecuciones todos los días
    pero es que a veces la vida necesita algo que nos mueva, sea sano o no.

    Al llegar a casa, su hijo le pregunta si atrapó al ladrón del que hablan en la tele
    o al tipo de verde que por las mañanas lanza rocas a los autos,
    y el tiene que decirle que esta apunto, por no decepcionarlo,
    su hijo grita de felicidad y la luz del comedor parece dar de lleno en sus ojos, brillando de orgullo.
    Aunque cada palabra le duela a el de verdad, porque sabe, que miente un poco para si también.

    Otro día solo.

    A sus espaldas las fuerzas especiales combaten hinchas y estudiantes
    hacia adelante lo mismo.

    ¿Porque no le podía tocar algo de emoción a el?
    Algo que no le pudiera contar a su hijo, ni a su esposa en la cama.
    Algo para el.
    Para poder dormir tranquilo, sin sentir la brisa de los autos.
    Sintiendo que avanza.

    Si tan solo pudiera cumplir el sueño de su hijo
    y atrapar al ladrón que se robó los sueños de su juventud.

    Pero solo soy un carabinero que vigila un cruce en medio de la carretera, piensa.

    Entonces se levanta a cumplir con su labor, y con rabia, toma una piedra en el camino,
    y se la lanza a un auto.
    Da de lleno en el parabrisas, y el vidrio estalla, al tiempo que en su cara se dibuja una sonrisa.

    Nunca atraparé al ladrón, y nunca atraparán al tipo que lanza las piedras, se dice a si mismo.

    Sonríe, y vuelve al trabajo.

  3. Andrea no quería ser egoísta.

    jueves, 8 de diciembre de 2011

    Yo conocí a Andrea, una mujer que buscaba creer en un mundo feliz, que anteponía la felicidad de los demás a la suya, y que parecía encontrar en cada persona, algo que la hiciera feliz.

    A los ojos de cualquiera, Andrea era una persona hermosa, de esas que faltan en el mundo.

    Pero no lo era.

    Y es que Andrea no sabia nada sobre el dolor, porque toda su vida había corrido de el. Como un pequeño hamster en una pelota plástica, Andrea se protegió de todo lo que de alguna forma pudiera hacerle daño, y desde adentro, todo parecía lindo, aunque borroso.

    La pobre Andrea.

    Pero siempre llega un momento en donde uno debe salir de su burbuja, y no es que Andrea necesitara aire fresco, o comida, o agua.

    Es que ya no aguantaba estar sola.

    Desde ese momento, Andrea tuvo que comenzar a ver las cosas como realmente eran, y a descubrir que mientras menos parecías protegerte, todo se volvía menos borroso y los colores adquirían nuevos matices, los aromas atraían, los sonidos adquirían resonancias suaves, y todo se volvía bello.

    Pero también peligroso.

    Andrea se enamoró. Como en la mayoría de los casos, este amor traía una dificultad, y es que el amor de Andrea, también era el amor de otra, y esa otra, era alguien a quien Andrea quería mucho.

    Entonces la pobre Andrea renunció a su amor, porque para ella, siempre sería primero la felicidad de los demás.

    ¿Y saben?

    Andrea esta sola.

    Cuando la gente le pregunta porque, ella dice que es lo correcto, y que jamas podría ser egoísta.

    Si alguna vez volviera a ver a Andrea, le diría que el egoísmo no es solo privar a los demás de algo por tenerlo nosotros, y es que el egoísmo no siempre se trata de los demás, a veces se trata de nosotros mismos, y de las veces en que nos negamos cosas, colores, aromas, amores, a nosotros mismos, por miedo a salir heridos, o herir a otros, o evitar el dolor, de cualquiera que sea su forma.

    Es que Andrea nunca entendió, que desde su pequeña pelota de plástico, perdía algo mas que el amor de la persona que amaba, que se negaba a si misma, y a su corazón, el poder entregar amor.

    Y el negarle a nuestros labios un beso, a nuestro cuerpo otras manos y a nuestro corazón un amor, eso, eso es egoísmo.

    Pero Andrea nunca lo entenderá, no desde adentro.