- Un aparente suicida, (o zoofílico con ganas de hacer un trío), entra desnudo a la jaula de dos Leones en el Zoológico Metropolitano.
- Anonadados, dos Guardias observan la situación sin tener claro cual debería ser su actuar.
- Ambos, siguiendo la lógica de que el hombre era un imbécil (o un violador de animales), lo dejan morir.
- El mundo reacciona. En plazas virtuales como Facebook, Chilevisión, el Ciudadano y los comentarios de Cooperativa se debate por el valor de la vida. Discuten si acaso la vida humana, por más idiota que sea, es más valiosa que la animal.
- La familia del suicida/zoofílico demanda al Zoológico Metropolitano. El Zoológico indica como responsable a la compañía seguridad. La compañía de seguridad culpa a los Guardias, quienes enfrentan millonarias demandas.
- El mundo reacciona. En plazas virtuales como las anteriormente dichas, se discute la injusticia, la falta de criterio del sistema al catalogar a los Guardias como delincuentes. Otros focos se centran en la mala utilización de la palabra delincuente y en como no se aplica a los empresarios y políticos. Se leen manoseada y repetidamente palabras como "funa" y "repudio".
- Los Guardias son acusados por no cumplir con sus labores ni velar por la vida humana que, por sobre todo, es sagrada. Son sentenciados a blablablabla (léase pudrirse en la cárcel).
- El mundo reacciona. En las plazas virtuales anteriormente dichas, se leen manoseada y repetidamente palabras como "funa" y "repudio".
- Los guardas se siguen blablablablando en la cárcel.
- Arriba, en un cerro, dos Leones se acurrucan entre los barrotes. El macho inclina el cuerpo hacia la capital y ruge. Las fibras del rugido se esparcen por Santiago y una aterriza en mi. Busco mi diccionario felino-castellano y descifro lo que nos grita el León: Sociedad.
- Ocurre otro maltrato/asesinato contra algún humano/animal.
- El mundo reacciona.
- Los Guardias terminan de blablabladirse en la cárcel.
- El rugido del León sigue resonando.
- El mundo no reacciona.