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  1. Lunes

    jueves, 9 de julio de 2020

    21/06/17

    Lunes. Era verano. Yo venía de algo con alguien en algún por ahí. Un tipo se acababa de arrojar al andén del metro y no pude entrar a la estación. Hacía calor y no tenía dinero, batería ni planes. Caminaba por Apoquindo tratando de imaginarme el resto del día: Sentarme en una banca. Esperar que la tecnología desarrollara una repentina evolución biológica y a mi teléfono le brotara un cargador solar. Planear ir hasta un bar para comprar un shop y luego desechar la idea.

    En el paradero de al frente la gente se agrupaba. Corrían del metro, alborotados, buscando una forma de salir y sacarse el olor a suicidio. No pude soportarlo. Comencé a caminar y decidí llegar hasta la siguiente estación, que probablemente también estaría cerrada: últimamente, que alguien saltara a las vías del metro era algo bastante habitual. Llegabas a la universidad o al trabajo y alguien que venía tarde te decía un hueón se tiró al metro, quedó la zorra, o, Me cagó todo el día, ¿No podía tirarse un fin de semana, por último?

    Piensen en el tipo que saltó ese lunes. Pongámosle Tim. El pobre Tim se levanta a las 7:00 todos los días. Trabaja en verano. Baja los escalones para entrar a la estación y una ráfaga de sudores y suspiros lo recibe y le enturbia el cuerpo. Escucha las mismas canciones de siempre en un par de audífonos cuneta con una expectativa de vida tan escuálida como la suya. Mira los anuncios de AFP; augurios de un futuro que no seduce ni promete. Se cruza con los zombis y los borrachos de ayer y siente envidia de su exclusión, de su vida en el tiempo fuera. Se siente triste y a ninguna de las 7 personas que comparten su metro cuadrado le importa.

    Entonces llega a su destino y baja del tren.

    Probablemente conoces la historia. Has escuchado de eso. Tienes un amigo, familiar o amante que estuvo ahí. Diles que te cuenten. Pregúntales que vieron. Pregúntales de nuevo y te van a decir que se quedó esperando: que se fueran los pasajeros, que se acercara el tren; que alguien llegara a salvarlos y aferrarlos a la vida.

    No es cierto.

    Diles que no es cierto.

    Diles que las puertas del Reino de Los Que Saltan solo se abren a aquellos que ya no esperan nada.

    .

    Lunes. Es verano. Vengo de algo con alguien en algún por ahí. La sustancia ectoplásmica de Tim se traslada por los rieles. Recorre las 5 lineas. Siente el corte de luz. Observa el alboroto que se arma por el cierre de la estación. Recibe los tweets furiosos de los evacuados. Vibra con los motores del tráfico, que ahora se vuelve más denso. Escucha los miles de reclamos de los otros pasajeros y le parece que, en sus últimas instancias, la vida puede ser justa.

    Si alguien me pregunta el día, le voy a decir lunes.