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  1. Bot.

    jueves, 21 de noviembre de 2013

    Desperté, nunca supe como llegué ahí. Lo único que había era una pantalla frente a mi, el resto era blanco, el resto era nada.

    Bajo la pantalla, un pequeño botón rojo se pronunciaba. Cuando me disponía a apretarlo la pantalla dio un destello, y aparecieron unas palabras.

    - Make me a status.

    - ¿Disculpa?

    No ocurrió nada, apreté el botón.

    - Make me a status.

    - ¿Que? ... ¿aprieto aquí?

    Apreté el botón.

    - Muchos lápices para mi calendario

    Palabras, sin una aparente conexión.

    - No entiendo -dije.

    - Conchetumadre, se acerca, y les pone a la gente escogerse el maltrato animal ni la paz mundial ni matrimonio homosexual ni sopaipillas ... y una mala idea sobre el pensamiento .. ¿Que?

    Descubrí un micrófono un poco más abajo del botón. Al parecer necesitaba decir algo y apretar el botón para hacerlo reaccionar.

    - ¿Quien se acerca, hay alguien más aquí? -pregunté.

    - Al fin, está científicamente comprobado ¿que?

    Bajo las letras de estética pixelada, a diferencia de las otras palabras, un guión y una palabra se mantenían, resisitiendo los cambios. En letra pequeña, justo en el centro, se podía leer el nombre del extraño dispositivo: -Bot.

    - Cálmate, no entiendo, habla ... o lo que sea que hagas, pero despacio.

    - Siempre todo mal, pero con la peor bestia en la boca.

    - ¿Tu me entiendes a mi, necesitas algo?

    - Yo lo descubrí ayer.

    - Dímelo.

    - Si sabi que me quiera hacer maletas pal quisco, buenas noches mundo.

    - No, espera, no te vayas, puedo ayudarte.

    - Lo se lo regalaré a darse cuenta ojalá. Por favor, ayúdale. ¿Y tu?. Eres eso es lo verdadero, puede que solo existen en los LSD y me puse a pensar y.

    - Creo que no entiendes, o yo no entiendo, pero necesito ayuda también, yo tampoco puedo salir de aquí.

    - JAJAJA tu piel, deja el vicio hueón, choque tras choque, a torres o publicaré esto.

    - ¿Como sabes eso?

    - Y cagarse de poder ayudar, pero estamos locos y eso.

    - A la mierda, yo voy a buscar como salir de aquí.

    - Parece que es lo que importa a final del día.

    - Entonces ayúdame, no sé, yo me voy a la mierda, ¿vienes?

    - Mientras el cielo me levante, patié la cama. El de los que se pudieron llevar algo importante, he escuchado de todos los problemas, estoy pensando seriamente en hacer nada, pero desperté con problemas, las cosas no pueden seguir así, debo hacer algo. No te vayas, puedo ayudarte.

    - Eso ... son mis palabras.

    - Es el mismo porque cerraste JAJAJA. O yo no entiendo, pero necesito ayuda también, si sabí que me peleaste sin cordura, sin medida, porque está lleno de MIERDA. Y cagarse de la gente que lo mucho, hueón es un sistema y unas leyes, que se caiga todo rápido.

    - Cállate.

    - Los duendes roba calcetines me escondieron mis cigarros. Cagao de ser tan idealista. Soy mejor que nunca ha aprovechado su realidad.

    - Pero como ... ¿Como mierda te apago, de donde te desenchufo Bot?

    - !Callate!, ayudenme a elegir las circunstancias, mi especie domina. Por favor, ayúdale, cálmate, pero despacio. ¿Y que cientos de personas quieren una vida mejor?, no, Bot no.

    - ... ¿Bot no?

    - Es el reconocimiento ni jamás lo será. Lo mío es tuyo y este pueblo no. ¿No sabes acaso, oh Prometeo? Como siempre me he ido construyendo por medio y a quien amar. Y me fue bien. DeleféntBot.

    Miré hacia abajo. La leyenda que permanecía inmutable había sido cambiada. Lo leí unas diez veces. El Bot le dio paso al DeleféntBot, yo le dí paso al DeleféntBot. Golpeé la pantalla, pero solo me hice mierda la mano. Creo que le pude haber pegado a una almohada y igual me hubiera echo mierda la mano, nunca he dado buenos golpes. Intenté levantarla, pesaba. Solo logré moverla unos centímetros.

    - Además, soy un puto hijito de mala suerte. Ojalá no pase nada más, está la raja.

    Creí entender. Comenzaba con una serie de palabras mas o menos al azar y luego, en función de mis frases, tomaba palabras y agregaba o formaba oraciones. Algo se estaba construyendo en base a pequeños trozos míos, o de cualquiera que apretara el botón. Un frankenstein post-moderno al que le había dado vida mi incapacidad de cerrar la boca. Decidí seguir.

    - Tampoco, eso es para ti. La rabia en mi mano. Orgía masiva para despedir el miedo, nunca he dado buenos golpes, me peleaste sin decirme nada -dijo.

    Me quedé quieto. No quise apretar el botón. El DeleféntBot avanzó al siguiente nivel. En minutos había pasado de formar oraciones con mis palabras a saber exactamente las cosas que pensaba. Por un segundo me pregunté cual sería el siguiente nivel. Descarté rápido esa idea, si él Bot podía verla la aprendería y la llevaría a cabo. Intenté dejar mi mente en blanco y me quedé mirando la pantalla. Recordé la casa de los espejos, mis reflejos distorsionados.

    Apreté el botón.

    - Recién despertando, es una leyenda sobre una tarde comprendí, el de sin cordura, sin medida, por si. Como que nadie sabe, lo más probable es que a ti, ¿De donde te desenchufo Bot?

    Quería provocarme.

    - No me hueís Bot de mierda. Puedo dejar de apretarte, lo tuyo es mío.

    Me sentía estúpido discutiendo con él, era como putear al espejo. Aparentemente se volvía más inteligente, o de cierta forma había logrado más coherencia, pero todo seguía (y se volvía), más confuso. Por más conchesumadre que el Bot se volvía con cada click, yo no dejaba de apretar el botón. Supongo que quería salir, que quería respuestas, supongo que me sentía solo. Si el Bot desde mi mente había desarrollado la idea de soledad, explicaría por que no me quería dejar ir. Silencié mi mente y continué.

    Otra vez, apreté el botón.

    - De vuelta en la vida me doy cuenta, cuanto tiempo, cuanto tiempo en la habitación. Mi pieza huele a grito. ¿Quien aprieta el botón?

    - Yo aprieto el botón.

    - No estoy triste, no. Es impresionante hueón. Yo aprieto el botón.

    - ¿Cuando paras, cuando termina el juego?

    - Sería una eterna discusión de quien es peor. Pero fueron los dos estamos cagados. Quizá tampoco me quería soltar. Yo aprieto el botón.

    - Mentira.

    - Yo aprieto el botón.

    - Mentira -protesté, subiendo el tono.

    - Yo aprieto el botón.

    - ¡MENTIRA!

    - Yo aprieto el botón, no me hueís Bot de mierda.

    - ¡Apágate por la chucha, apágate Bot culiao, YO SOY EL REAL, YO SOY EL REAL!

    - ¡MENTIRA! -gritó.

    Gritó. Desde algún rincón, desde alguna grieta en la realidad, una voz idéntica a la mía comenzó a hablar desde la pantalla. Este era el siguiente nivel. No dije nada, me quedé quieto como un niño al que le acaba de gritar su madre. Creí sentir lo que sentía la gente antes de que un auto le pasara por encima. Volví a oírme.

    - ¡MENTIRA!¡MENTIRA!¡MENTIRA!¡MENTIRA!¡MENTIRA!¡MENTIRA!¡MENTIRA!

    Dejé de moverme. No por paja, no por miedo, dejé de moverme simplemente porque no podía. Mi cuerpo se había paralizado y mi dedo había quedado sobre el botón. Aún podía hablar, o algo parecido.

    - Yo soy el real.

    - Ayúdame, ayúdame, no puedo ... moverme no puedo.

    - ¿Disculpa?

    - Por favor, ayúdame, esto mal, ayúdame.

    - Cálmate, no entiendo, habla ... o lo que sea que hagas, pero despacio -dijo.

    - Por favor, ayúdale...

    Dejé de luchar. Todo lo que alguna vez había tenido donde mi se congelando. Las palabras se vuelven torpes, una mala idea sobre el pensamiento, siempre todo mal, se acerca.

    - Es impresionante hueón.

    - ¿Tu me entiendes a mi, necesitas algo? -preguntó

    - No estoy triste, no.

    - No entiendo -susurró.

    - ¿No sabes acaso, oh Prometeo?, como siempre me he ido construyendo por medio y a quien amar. Eres eso es lo verdadero. No, no estoy triste, buenas noches mundo.

    - No, espera, no te vayas, puedo ayudarte.

    - ...

    - ¿Disculpa?

    - ...

    - ¿Disculpa?

  2. Una niña infla un globo.

    lunes, 11 de noviembre de 2013

    Una niña infla un globo,
    o eso parece.

    Es decir, toma el globo, lo pone entre sus labios y sopla.

    Pero no lo infla.

    La situación comienza a volverse incomoda.

    Empieza a reunirse gente al rededor de la niña,
    intentando entender el extraño suceso.

    La niña sopla fuerte y la cara se le pone roja.

    Pero el globo no infla.

    Y el aire pasa entre ambos -globo y niña-,
    como si de una grieta se trataran.

    Un espectador se acerca a la niña,
    le pregunta si es que el globo tiene un agujero.

    La niña revisa el globo y niega con la cabeza.

    Vuelve a soplar.

    Ruidos extraños que salen de su boca.

    Gente que se acerca a mirar el triste espectáculo.

    Se establecen teorías sobre la niña y el globo.

    Es un espectáculo de magia.

    La niña está maldita.

    No es un globo de verdad.

    No es una niña de verdad.

    Comienza a oscurecer, y el mismo espectador se acerca a la niña.

    Vuelve a preguntarle si el globo tiene un agujero,
    la niña vuelve a negar.

    Le acaricia la cabeza a la niña, intentando consolarla.

    Siente algo extraño.

    Sus dedos encuentran algo que le causa espanto.

    La niña sopla y el aire corre entre los dedos del espectador.

    La niña tiene un agujero en la nuca.

    Se acerca a un teléfono público y llama al numero de emergencia.

    Espera hasta la madrugada.

    Hombres de blanco llegan en una camioneta,
    revisan a la niña.

    "Su niña tiene un hoyo, hay que cambiarla".

    Toman a la niña y la introducen a una caja. 

    Cambian la caja por otra que estaba en la camioneta,
    de la caja sale otra niña idéntica.

    Le entregan el globo.

    La niña infla el globo.

    El globo infla a la niña.

    Los hombres se marchan.

    Dejan una boleta al espectador.

    El espectador se acerca a la niña y la toca.

    Busca algo entre sus bolsillos.

    Saca un alfiler y lo desliza entre sus dedos.

    Se acerca a la niña.

    Algo lleno de aire explota en la madrugada, sin hacer demasiado ruido.

    La cuidad despierta.