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  1. El Desventurado Hombre Goma.

    domingo, 16 de noviembre de 2014

    Supe de él a los 17 años, mientras realizaba una investigación en prensa, allá por el Archivo Nacional, para una tarea.

    Sus primeros registros datan de una extraña demanda por acoso sexual, donde la demandante -una mujer, por lo demás, bastante agraciada-, testificaba "haber sido punteada a 6 metros de distancia en plena Alameda". 

    Tras su pésimo salto a la fama -donde se dieron a conocer sus habilidades de estirar cualquier parte de su cuerpo-, trazó una ruta por programas de talento y circos ambulantes, pero una racha de mala suerte pareció apadrinarlo durante sus viajes, logrando únicamente dos trabajos estables: limpiavidrios de edificios -trabajo que realizaba desde el primer piso-, y reponedor del Homecenter.

    Hay, sin embargo, un hecho puntual que enorgullecía al Hombre Goma.

    Durante una tarde de febrero, en la que el Hombre Goma realizaba malabares en un semáforo, la falla en un calefont de un departamento generó un incendio que se propagó en cuestión de minutos. El Hombre Goma, jamás valiente jamás heroico, extendió su cuerpo formando una cama elástica y salvando a 2 familias completas que se encontraban en los últimos pisos. 

    Minutos antes de que Carabineros lo llevara detenido por hacer malabares, un periodista se acercó preguntando que se sentía ser un héroe, a lo que el Hombre Goma contestó: 

                             Un punto blanco, por así decirlo, entre una vida de manchas.

    Intentó, infructuosamente, patentar su nombre para comenzar así su vida de justiciero, pero encontró su primer enemigo en la vieja puta del Departamento de Propiedad Intelectual, la cual en reiteradas veces le explicó que Hombre Elástico, Hombre de Plastico y prácticamente cualquier variable ya estaban registradas. Si a alguien le interesa, en Youtube se pueden encontrar vídeos de una pelea entre ambos personajes, luego de que la vieja puta del Departamento de Propiedad Intelectual se riera del nuevo nombre que el Hombre Goma le había propuesto: Flexiblón.

    Así, tras seguir la desventurada vida del Hombre Goma, me aventuré a encontrarlo.

    Sobre su locación no puedo hablar, pero me está permitido contarles que ahora vende figuritas de arcilla, hechas a mano por él mismo, y que son bastante bonitas. 

    Hablamos de cine, de la diferencia entre porro y paragua, y hasta me enseñó, con malos resultados, a hacer malabares y usar las clavas. 

    Jamás, sin embargo, me dejó llamarlo Hombre Goma.

    Era un título que lo atormentaba.

    Dos palabras acopladas a su pecho, avinagrando su fortuna, su ruta, su vida.

    "Es que la goma nunca cambia -dijo-, se estira hasta límites insospechados, alcanza alturas que las nubes miran envidiosas, pero nunca cambia".

    Ambos guardamos silencio.

    "Siempre vuelve a ser igual" -Sentenció.

    Y así, hasta la fe se estira.

    Elijan el concepto que a ustedes les resulte más cómodo, o significativo.

    Éxito, salud, diversión, amor. 

    Todo, para el Hombre Goma, era inmutable.

    Así, hasta su corazón se quedó pequeñito, y recuerda únicamente con alegría aquél instante heroico. 

    Jamás volví a visitar al Hombre Goma, algo en mi no me lo permitió.

    Guardé mi investigación y no revelé a nadie detalle alguno, hasta hoy.

    En la tarea, que entregué en blanco, me saqué un 1, y la pegué a un muro.

    De vez en cuando la miro y te hace sentir extraño, como medio hueón pero alegre.

    Un punto blanco, por así decirlo, entre una vida de manchas.

  2. 1 comentarios:

    1. Me gusta como al desaventurado Flexiblón en Chile se lo llevan detenido por hacer malabares.
      Nunca llegó a ser un superhéroe de Sanhatan porque no creyó en el cambio, yo soy más de que todo cambia, todo fluye, Flexiblón podía extender todo menos su pensamiento de él mismo, por eso se queda sólo como un citadino con una facultad bacán y oculta. En volá no le gusta la farandula, que en todo caso es más que entendible.