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  1. Práctica.

    sábado, 2 de julio de 2011

    - Que lugar tan asqueroso.

    Si, eso fue lo primero que pensé, y en todos estos años e pasado por lugares que llevan al limite cualquier definición de asco. Pero no era realmente tan así, es simplemente que mi condición me permite sentir los aromas con demasiada intensidad (lo que en general resultaba ser un encantador placer), por lo que un sitio lleno de gente sudada no me causaba una gran atracción.
    Pero que importa, dentro había demasiada gente, y cada mujer que entraba se veía mejor que la anterior.

    - ¿En que piensas? -y me miró con una sonrisa pícara.

    Era una chica prácticamente de mi mismo tamaño, ni muy alta, ni muy baja. Llevaba una chaqueta de cuero apretada que deja ver su pequeña cintura. Era de contextura normal pero tenia un escote increíble que se exhibía bajo su delgado cuello, y no creo que sea necesario explicar lo atractiva que resulta esta combinación para cualquier hombre, ya sea mortal o ... lo que yo sea.

    - Hace mucho que no entraba a una disco.

    - ¿Desde hace cuanto?

    - Unos 30 años creo.

    - Te entiendo, yo siento lo mismo cuando no salgo un viernes -y se rió, y no advirtió la verdad que había en mi respuesta.

    - ¿Y cual es su nombre señorita? -pregunté, con mi muy natural caballerosidad.

    - Javiera, ¿y el suyo caballero?

    Y mientras ella caía en mi juego recordé que debía encontrar una manera discreta de entrar, ya que no tenía carnet, y mi cara, envidia de todas las mujeres, reflejaba unos eternos 17 años.

    - Te diré mi nombre adentro, ¿te parece? -y enseñé mis ojos que a todos parecen encantar.

    - Búscame en el bar.

    Sonrió una ultima vez y se dio vuelta enseñando su cabello negro y liso que llegaba hasta su pequeña cintura. Entonces me puse a pensar en como era que entraría, y llegue a lo mas cliché que pude: la entrada trasera.

    Luego de dar la vuelta y saltar unas cuantas rejas sin ninguna dificultad, encontré una puerta por donde los empleados salían a botar basura, o fumar algunos cigarrillos, o revolcarse entre ellos, o lo que les apeteciera. Nadie cuidaba la puerta, pero un tipo llevaba demasiado tiempo ahí con sus cigarrillos y la verdad no estaba dispuesto a esperar toda la noche, ni a perder el escote que me esperaba en el bar. Pensé en matarlo, seria fácil, rápido, pero matar, mas allá de ser casi una profesión sin titulo y donde la práctica no parece acabar para mi, era un verdadero placer, y no lo hacia con cualquiera.

    Entonces usé uno de mis trucos favoritos.

    - Ven.

    Solo un susto -ligeramente fuerte- fue necesario para desmallarlo y poder continuar con mi misión. Una vez atravesada la puerta encontré, para suerte mía, las luces apagadas en el pasillo, por lo que mi acceso paso completamente desapercibido.

    Me dirigí al bar (no sin antes repartir unas cuantas miradas, solo por cortesía), y encontré a mi nueva amiga en una mesa con 2 sillas.

    - Pensé que no ibas a llegar -dijo un poco molesta.

    - ¿Te he fallado alguna vez? -y agregué una sonrisa.

    - Espero que no. Entonces, ¿cual es tu nombre?

    - Sivel.

    - ¿Eso es un nombre?

    - Si, lamentablemente. Fue idea de mi madre.

    - ¿Es europeo o algo así?

    - No, la verdad, es otro nombre pero al revés.

    Pareció entonces como que mentalmente organizaba las letras y lo dijo:

    - ¿Levis?

    - No, Elvis.

    Volvió su mismo rostro pensativo.

    - Pero entonces te llamarías ... Sivle.

    - Si, así debía ser, otra vez, lamentablemente; pero mi madre no tenia tu capacidad mental para ordenar palabras y creyó que así estaba bien.

    - ¿Era fanática de Elvis o algo así?

    - No en realidad, pero amaba una canción, Heartbreak Hotel ... aunque creo que realmente fue porque soñaba con acostarse con el rey.

    - ¿Y quien no? -y me dio una mirada que lamentablemente para ella, aumento demasiado mi apetito.

    Frente al bar se encontraba un proyector y un grupo de personas cantando karaoke. Entonces decidí como terminar la noche, y solo esperé.

    Comenzó a cantar un chico con un excelente tono.

    - ¿Sin Bandera?

    - No, Camila.

    - Lo mismo.

    - La verdad si -y soltó una sonrisa de esas que me había regalado durante toda la noche.

    - ¿Bailas?

    - ¿Un lento, en una disco, un viernes ? ... Encantada.

    Nos dirigimos hacia el frente donde se encontraba el karaoke. Apagaron las luces y rápidamente toda la gente empezó a bailar lentamente, uno con el otro, como no hacia desde hace unos 20 años. Sentí el aroma dulce de su perfume, y luego comencé a sentir su corazón palpitar cada vez mas rápido.

    Estaba nerviosa.

    Y comenzó a sudar, solo un poco, y su escote se veía perfecto desde el lugar en donde mi mejilla rozaba la suya.

    Entonces me tomo fuertemente desde de la espalda, y me besó.

    Y yo la besé también, y lo seguí haciendo; y toque sus muslos, y su pecho, y su cuello.

    Besaba su cuello cada vez con mas ganas, y ni ella, ni yo, ni nadie de los presentes, se percató de el momento en que mis colmillos se hundieron en su cuello. Gimió suavemente, con dolor, pero fue tan bajo que ni siquiera parecía que hubiera pronunciado algo, como si su boca solamente se hubiera movido, sin sonido alguno.

    Bebí, bebí, bebí, y seguí bebiendo, hasta que ya no quedó casi nada.

    Entonces tomé sus brazos y los cruce sobre mi cuello, y su cabeza se apoyó sobre mi pecho, con los ojos cerrados. Seguimos bailando, hasta que casi acabó la canción, dos muertos danzando entre los mortales, en la oscuridad, como si por un instante pareciera que estuviéramos vivos.

    Antes de que encendieran la luz, dejé a la chica sentada en un sillón y le coloque en el brazo una botella vacía de ron que encontré sobre una mesa, la besé en la frente, y me fui.

    Mientras caminaba hacia la salida, pensaba en los titulares que podría ver la siguiente noche: "Chica muere por intoxicación en una discoteque", y en como me reiría cuando lo viera.

    - ¿Y ahora que hago?

    Caminé por la florida y entré en la primera disco que encontré, después de todo, la noche es joven, y sigo con hambre.

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