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  1. Señora Directora.

    viernes, 19 de agosto de 2011

    Señora Directora:

    Antes que nada, disculpe si es que en realidad su cargo no es el de directora, pero a mi parecer, ese era el nombre adecuado. Junto a la comunicación que mando mi madre excusando mi inasistencia el día de ayer (la cual explica con un pobre "motivos personales"), quise agregar esta carta a modo de respuesta de la charla que nos dio a mi y a mis compañeros el día de hoy.

    No se ofenda, ni se sienta atacada; al contrario, es solo una respuesta a la pregunta que nos formuló a mi y a mis compañeros.

    - ¿Que les pasa?

    Esa creo que fue, buscando entender el porque de nuestro mal rendimiento, de nuestra falta de esfuerzo, y creo que la respuesta logró casi ser unánime: no hay motivos.

    Si, no tenemos ganas. Estamos cansados, algunos mas que otros, otros solo están aburridos, y algunos, como yo, simplemente no tenemos un motivo que nos haga seguir queriendo estar ahí. Yo se que usted, al igual que muchos otros, esta preocupada; preocupada por nuestro desinterés, por nuestra ausencia de metas, de planes, de sueños, pero aunque no lo crea, en mi caso personal no es nada grave.

    Puede ser, señora directora -reitero mis disculpas si ese no es el caso-, que mi falta de planes a futuro, mi perdida de ganas, mi ausencia de sueños, parezca algo terrible en una persona de mi edad y mi condición, pero no es así.

    ¡Y no!, no tengo ni una puta idea de lo que haré de aquí a algunos años, y la verdad, ni siquiera mañana, pero si se, a diferencia de muchos, porque asisto cada día a su respetable institución.

    Para que mis padres no molesten, y yo pueda seguir cantando.
    Para poder sentir el viento a la salida, y leer un libro en casa.
    Para en las noches poder escribir, y en algunas otras emborracharme, y vomitas mis sabanas.
    Para poder enamorarme sin que nadie pida un porque, y para poder estar con mujeres que me quieran.
    Para poder brindar con mis amigos, y no hacer nada en matemáticas.
    Para rayas las mesas en las pruebas, y lograr suspensiones.
    Para sacar un cigarro por cada ridícula vuelta de esa ridícula unidad de educación física.
    Para poder disfrutar todos estos años, haciendo creer a todos que preparo un futuro.

    Esas son mis anti-metas, y es lo único que puedo ofrecerle señora directora. No crea que estoy siendo irreverente, o rebelde, pues la verdad no creo tener la astucia ni el valor para ser alguna de esas cosas, solo soy un alumno mas entre la masa de desmotivacion que maneja, y lo único que deseo, es que nadie me moleste.

    Me disculpo si es que le parece que me estoy burlando o atacándola, pero créame, que es de las pocas mujeres que han tenido la fortuna de recibir solo palabras sinceras de mi parte.

    Como ultimo punto, se que intenta guiarme por un camino, y de verdad se lo agradezco, pero no lo haga, pues no tengo idea de que sera lo que haré mañana, y honestamente, creo que usted tampoco.

    Se despide

    De Lefént.

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