Nos llamaron a almorzar, y mientras bajabamos las escaleras, una criatura negra y peluda comenzó a jugar con mi pierna.
- ¡Bianca, sale! -escuché la voz de mi amigo, a la vez que tomaba en brazos a la pequeña Bianca y la llevaba al patio trasero.
- ¿Bianca?
- Si, la compramos un poco después de que se muriera la Diana.
- Ah...
El día que murió la Diana yo estaba acá. Despertó muerta, cuando mis amigos la fueron a ver pareció que a nadie le importaba, y cuando su madre les preguntó si querían otra perra uno de ellos respondió:
- ¡Que chucha!, ¿acaso si se muere la abuela vamos a comprar otra?
Y ahí estaba, un reemplazo.
Nos fuimos sentando, y mientras servían un plato que no recuerdo que tenía, mi tía se dio cuenta de que miraba demasiado a la pequeña Bianca.
- Bonita para ser una kiltra.
- Si, es simpática.
- Es que nos hacia tanta falta compañía desde que se fue la Diana.
- Si ... supongo que por eso no eh tenido mascotas.
- ¡Pero si tu tuviste mascota! -interrumpió mi vieja
- ¿Cual?
- Una catita.
- ¿Esos pájaros?
- Si po
- ¿Y cuando me compraron eso?
- No te la compramos. Erai chico, un día jugabai en el patio y llegó la cata, tu fuiste a buscar una caja de zapatos y la atrapaste, luego te la quedaste. Me acuerdo que también le compraste una jaula y ahí la tuviste en tu pieza.
- ¿Y después?
- Se murió.
- ¿Como?
- Porque esos pájaros se mueren si no están en pareja.
- ¿Enserio?
Todos rieron.
- Como no sabis eso hueón, con razón se te murió -exclamó alguien, entre risas.
Pero yo pensaba en como la soledad podía matar a algunos animales, y en nosotros como animales.
- ¿Y si yo la hubiese dejado libre no se hubiera muerto?
- Quizás -respondió un amigo-, las Catas buscan una pareja y se quedan con ella hasta morir, pero mueren muy jóvenes si no encuentran a la pareja.
- Que apasionados.
- Que biológico.
Entonces todos nos retiramos de la mesa, y volvimos arriba.
Jugué un rato, pero me quede dormido rápido, como sin ganas de seguir despierto.
Empecé a soñar contigo.
Empecé a soñar contigo.
- ¿Que pasa, idiota?
- Nada, solo quería verte...
- Tan llorón que saliste.
- ...
- Yo también quería verte -susurraba, mientras me dedicaba una sonrisa.
- Hoy me contaron que tenia una cata y que ...
- Se murió sola.
- Si, y me preguntaba, si es que eso le puede pasar a las personas.
- ¿Y porque la pregunta? -mientras me lanzaba una mirada coqueta.
- Por que yo creo que me voy a morir de soledad, como la cata.
Entonces Rosseta comenzó a reír, como si fuera lo mas ridículo.
- No te vay a morir de soledad, no eris un pájaro ... no entero al menos -dijo mientras reía-, nadie se muere de soledad.
- Pero y si ...
- Pero y si nada, no te va a pasar nada hueón.
- Bueno.
Entonces desperté, y todos dormían. Miré hacia la ventana y supe que ya era hora de ponerme en pie, cuando ya lo estaba, sentí algo en mi espalda.
Una pluma.
Mire a la cama y ahí estaban: un montón de plumas verdes ... mis plumas.
Las tome una a una y las guarde en mi bolsillo, por si un día me atrevía a levantarme, y pegarlas a mis brazos, salir de mi jaula ... ir a buscarte.
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